LAS CARACTERÍSTICAS DE LA GUERRA FRÍA”
“Al
concluir la Segunda Guerra Mundial, la humanidad estuvo marcada por el
enfrentamiento político, ideológico, económico, militar y científico entre EE. UU, y la
URSS, potencias consolidadas después de la guerra y que lideraban el bloque
Occidental que lo integraban en Europa: Francia, Gran Bretaña, Italia y
Alemania Occidental; las Colonias: Australia, Canadá y Nueva Zelanda; y en Asia
Oriental: Corea del Sur, Japón y Taiwán; y el Bloque Oriental que lo integraban
en Europa Oriental: Polonia,
Checoslovaquia, Rumania, Bulgaria, Yugoslavia, Hungría y Albania, Alemania
Oriental; en Asia: Mongolia y Vietnam; y en América: Cuba. Los países vencedores fueron
agrupándose rápidamente en estos bloques, mientras que los países más o menos
destruidos por la guerra y ante la inseguridad del futuro, se fueron alineando
en torno a ellos. Francia y Gran Bretaña habían perdido su hegemonía como
potencias a consecuencia de la guerra.
EE.UU. era partidario del régimen democrático y su
economía era de tipo capitalista. Mientras que la URSS era partidario del
régimen totalitarismo y su economía era del tipo el socialista comunista. El objetivo de ambas potencias era
lograr la hegemonía del mundo y se enfrascaron en una carrera armamentista sin
precedentes, amenazándose, en más de una ocasión, con la destrucción atómica.
EE.UU.
buscó detener el avance del comunismo en el mundo a través de la DOCTRINA
TRUMAN o “Política de Contención”. Para ello, económicamente implementó el PLAN
MARSHALL, que consistía en la ayuda económica a los países de Europa Occidental
anticomunistas, afectados por la guerra, para su resurgimiento. Por otra parte,
la URSS, como potencia, buscó difundir y establecer el comunismo por el mundo,
para ello, implementando el PLAN MOLOTOV que consistía en tratados comerciales
con sus aliados y para su resurgimiento se creó el COMECOM (Consejo de Ayuda
Económica) y así evitar el aislamiento económico en el mundo. Militarmente, las
naciones occidentales se agruparon en la OTAN (Organización del Tratado del
Atlántico Norte), mientras que las naciones del bloque comunista se agruparon a
través del Tratado de Varsovia. En el aspecto del avance de la ciencia y la
tecnología, las dos potencias invirtieron ingentes cantidades de dinero en su
desarrollo, especialmente en la denominada “Guerra Especial” y en inventos
como: el transitor, las centrales nucleares, el submarino nuclear, el satélite,
etc., etc.
Varios
aspectos fundamentales caracterizaron el período de la Guerra Fría: las grandes
tensiones entre los bloques, la carrera armamentista, el llamado equilibrio del
terror y los conflictos localizados.
La
lucha por la hegemonía mundial entre las superpotencias produjo un estado de
tensión permanente, que frecuentemente puso en duda la posibilidad de mantener
la paz y la estabilidad internacionales.
Los
conflictos europeos y del resto del mundo, rápidamente polarizaban, sin poder
quedar al margen de la lucha planteada entre los bloques. El alineamiento de
las superpotencias en cada uno de los bandos enfrentados auguraba un estallido
bélico de dimensiones planetarias.
La carrera
armamentista fue otro aspecto dominante. Se trataba de tener siempre el arma
más efectiva, más sofisticada y perfeccionada, con la seguridad de que
cualquier ventaja en ese terreno sería fácilmente recuperable por el enemigo.
Al mismo
tiempo se procuró cimentar la superioridad de las superpotencias sobre los
demás países, arrastrándolos en la misma carrera. El armamentismo, además, constituyó un medio para
instrumentar la dominación político-militar sobre países menos desarrollados. Las armas nucleares fueron una parte
fundamental de este arsenal; desde el descubrimiento de la bomba atómica y su
experimentación en la Segunda Guerra no cesaron de investigar y buscar nuevas
aplicaciones. En 1949 la
URSS consiguió producir su primera bomba atómica. A partir de entonces la
competencia y superación fueron constantes: se diseñaron submarinos y cohetes
atómicos, y misiles de largo alcance capaces de atacar de un continente a otro,
dotados de cabezas atómicas.
Por
muchos años los movimientos pacifistas y anti armamentistas denunciaron y
trataron de enfrentar esta andanada, pero sus resultados fueron poco eficaces. El creciente y temible poderío
de ambas potencias generó un equilibro que algunos investigadores denominaron
“del terror”, dado que se apoyó en el armamentismo y en un posible conflicto de
carácter mundial.
La necesidad
de contención del adversario, así como el orden interno entre los bloques, hizo
que ningún conflicto local, por más lejano que fuera, escapara al interés e
intervención de las superpotencias.
Esto
condujo a la continua aparición de zonas de tensión (como Berlín, Corea, etc.)
donde los bloques midieron sus fuerzas, dispuestos a reconstruir el statu
quo pero evitando un enfrentamiento directo.
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